Nuestro logo

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Un lugar para dibujantes, pintores, músicos, fotógrafos, poetas, cantores, ecologistas, titiriteros y soñadores... ah! y para usted!

Lugar secreto

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Los sueños se hacen realidad gracias a su amiga la perseverancia. Le invitamos un café...

Omar Cruz... creador de este espacio para el abrazo

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“Impulsado por la permanente necesidad de crear, creer y crecer, he puesto en marcha un proyecto cultural y humanista que pretende convertirse en un espacio para sentirnos más humanos. En tiempos cuando la contaminación en todos sus niveles ataca al mundo es necesario encontrar un lugar que nos invite a creer en el mañana para crear juntos la patria que soñamos y crecer gracias a nuestra perseverancia. Un lugar donde los sueños dejen de ser utopía y se conviertan en realidad para que podamos cumplir con nuestra sagrada misión en esta Tierra. Es CAFEARTE, una galería y una emisora FM para todos los que andamos con nuestro maletín de sueños, esperanzas y proyectos convencidos que ese es el camino. El camino de quienes sabemos que el presente es de lucha y que el futuro nos pertenece”.

No solo somos un café, una galería, una radio FM, un equipo de Producción: ¡SOMOS VENEZUELA!

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Armados con los mejores quipos de trabajo pondremos en desarrollo lo mejor de nosotros

Todo llega...

Todo llega...
"Dios concede la victoria a la constancia". Simón Bolívar

La última carta de amor de Simón Bolivar

Querida prima:

¿Te extraña que piense en ti al borde del sepulcro?

Ha llegado la última hora; tengo al frente el mar Caribe, azul y plata, agitado como mi alma por grandes tempestades; a mi espalda se alza el macizo gigantesco de la sierra con sus viejos picos coronados de nieve impoluta como nuestros ensueños de 1805. Por sobre mí, el cielo más bello de América, la más hermosa sinfonía de colores, el más grandioso derroche de luz. Y tú estás conmigo, porque todos me abandonan; tú estás conmigo en los postreros latidos de la vida, en las últimas fulguraciones de la conciencia. ¡Adiós Fanny! Esta carta, llena de signos vacilantes, la escribe la mano que estrechó las tuyas en las horas del amor, de la esperanza, de la fe. Esta es la letra que iluminó el relámpago de los cañones de Boyacá y Carabobo; esta es la letra escrita del decreto de Trujillo y del mensaje del Congreso de Angostura. ¿No la reconoces, verdad? Yo tampoco la reconocería si la muerte no me señalara con su dedo despiadado la realidad de este supremo instante. Si yo hubiera muerto en un campo de batalla frente al enemigo, te dejaría mi gloria, la gloria que entreví a tu lado en los campos de un sol de primavera. Muero miserable, proscrito, detestado por los mismos que gozaron mis favores, víctima de un inmenso dolor; presa de infinitas amarguras.

Te dejo el recuerdo de mis tristezas y lágrimas que no llegarán a verter mis ojos. ¿No es digna de tu grandeza tal ofrenda? Estuviste en mi alma en el peligro, conmigo presidiste los consejos del gobierno, tuyos son mis triunfos y tuyos mis reveses, tuyos son también mi último pensamiento y mi pena final. En las noches galantes del Magdalena vi desfilar mil veces la góndola de Byron por las calles de Venecia, en ella iban grandes bellezas y grandes hermosuras, pero no ibas tú; porque tú flotabas en mi alma mostrada por las níveas castidades.

A la hora de los grandes desengaños, a la hora de las últimas congojas apareces ante mis ojos de moribundo con los hechizos de la juventud y de la fortuna; me miras y en tus pupilas arde el fuego de los volcanes; me hablas y en tu voz escucho las dianas de Junín.


Adiós, Fanny, todo ha terminado. Juventud, ilusiones, risas y alegrías se hunden en la nada, sólo quedas tú como ilusión serafina señoreando el infinito, dominando la eternidad. Me tocó la misión del relámpago: rasgar un instante las tinieblas, fulgurar apenas sobre el abismo y tornar a perderse en el vacío.


Santa Marta, 6 de diciembre de 1830

La emisora que estamos esperando...

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La FM que abrirá conciencia


amigos

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José Montecano, Andrés Castillo y Omar Cruz compartiendo sueños

LETRA DESATADA

LETRA DESATADA
Por MERCEDES CHACÍN

¿Cuáles son los elementos esenciales de su pintura? Preguntó el joven periodista Oscar Yánez a Armando Reverón en El Castillete de Macuto, estado Vargas. Blanco y mierda, respondió el pintor, al tiempo que le pedía que no lo llamara maestro. Son unas cuantas las escenas que sobresalen en la película Reverón de Diego Rísquez sobre el artista venezolano, estrenada la semana pasada en Venezuela. Rísquez “pintó” a un Reverón artista, íntegro, bondadoso, sensible, atormentado, honesto, genio, rebelde y desprendido. Y “loco”. Un Reverón que despreciaba lo material, el dinero, los honores, la hipocresía de la sociedad civil y la clase política caraqueña de principios del siglo XX, que terminó encerrándolo en un sanatorio para que en lugar de curarlo, para que en lugar de vivir, muriera.

Luigi Sciamanna, protagonista, quien interpretó al “loco de Macuto”, es también coguionista, cantante y autor del tema musical principal, Niña dulce, del largometraje. Sobresalen varias escenas pero sobre todo sobresalen las actuaciones de Sciamanna, quien logró introducirnos en la psiquis del artista, en las luces y las sombras del “mago de la luz”, y la de Sheila Monterola, la eterna Juanita de El Castillete. La eterna madre, novia, hermana, niña traviesa y amiga de Armando.

El rebelde Reverón pagó con encierro su desparpajo, su displicencia con el poder, su desprecio por el dinero, su desprecio por los homenajes, por los premios. Pagó con encierro su infinita genialidad expresada en sus lienzos, su tormento que recreaba con la compañía de sus muñecas de trapo, con la compañía de Juanita, con la compañía de sus amores presentes y ausentes.

Apellidos como Boulton, Gerbasi y Phepls aparecen y desaparecen de escenas para mostrarnos una solidaridad marcada por la prepotencia y la incomprensión. También a ellos los despreció el “loco de macuto”, por su empeño en sacarlo de su mundo de fantasmas, luces, sombras y convicciones en los que no cabían sus “representaciones” humanas. Que despreció por no entender que su “motivación vital no era vender cuadros”.

Todos esos Reverón afloran en el largometraje, se pasean y nos mantienen pendientes de un final conocido y anunciado. Una película llena de imágenes que dicen y hablan, que Rísquez sincroniza y convierte en relato, para llevarnos a un final infeliz, a un final que, más allá de la tristeza que deja, es un final poético. Poesía, luz y sombra. Final igual a Reverón, como este que les dejo. “Niña dulce, que viene cargando su maletica de estrellas, se llama Juana, Negra, vente pa’ca. Niña dulce, que viene cargando su maletica de estrellas, tráeme la luna, tráeme el sol, tráeme poesía, tráeme el mar, trae el amor. Son tus cabellos sortija de azabache, mariposa de betún, sonrisa de maraca, diente de espuma, piel de papelón. Aquí te espera, tu Armando Reverón”.


Mercedes Chacín Díaz
@mercedeschacin




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